ÚLTIMAS HORAS DE VIDA: ¿QUÉ SE PUEDE HACER?

Cuando una persona enferma se acerca al final de la vida, y concretamente a las últimas horas de vida, se abre una etapa trascendental y de gran intensidad emocional para la familia. Serán días complejos en los que hay que extremar el cuidado y prestar mucha atención a todo lo que sucede. Conocer lo que puede ocurrir, saberlo interpretar y saber lo que se puede hacer ayudará a los familiares a acompañar a su ser querido con menos incertidumbres y mayor serenidad. 

Si la vivencia de todo el proceso de enfermedad y final de vida de un enfermo aceptando las sucesivas pérdidas es importante para el duelo posterior, aún lo es más lo que suceda en estas últimas horas de vida, que tienen una densidad especial y que dejan grabado un recuerdo que permanecerá largo tiempo en la memoria. De ahí la importancia de que ese recuerdo sea positivo a pesar del dolor.

No podemos olvidar que son situaciones que puede ser que se vivan por primera vez y para las cuales no nos educan ni preparan, por lo cual es muy normal y lógico que no sepamos cómo comportarnos o que tengamos ideas preconcebidas que incrementen nuestros temores. Por eso, aclarar algunos conceptos puede ser de gran utilidad.

¿QUÉ SIGNIFICA ENTRAR EN ESTA FASE DEFINITIVA?

Significa que la persona empieza a desligarse y desconectarse de su vida terrenal, que inicia su proceso de definitivo desprendimiento y que se acerca el temido momento de la despedida. A veces es algo que ya esperábamos y para lo cual nos habíamos ido mentalizando. Otras veces nos coge de improviso y nos sorprende. Pero, sea como sea, lo que querremos es acompañarla amorosamente en este último viaje.

Una pereja de espaldas, abrazados miran la luz que entra por una ventana, através de las cortinas.

Lo más importante es ser conscientes de que nuestro ser querido está entrando efectivamente en sus últimas horas de vida. Por ello es fundamental que los profesionales que lo atienden nos informen detalladamente de la situación y de la evolución que podemos esperar. Habla con ellos, pregunta a los profesionales, pide claridad en las explicaciones; si el final está próximo, has de saberlo para poderte preparar.

Además de lo que te expliquen los profesionales, has de saber que hay algunas señales que nos pueden avisar de que estamos llegando al final. 

CUATRO CONSEJOS PARA CUIDAR A UNA PERSONA EN SUS ÚLTIMAS HORAS DE VIDA:

Presta atención a las visitas y acompañantes

Son días para la intimidad, es preferible regular el flujo de visitas. Hay que mantener una atmósfera de calma y sosiego, de máximo respeto. No se debe hablar haciendo referencias al estado del enfermo, hay que actuar siempre como si estuviera presente y nos pudiera escuchar (aunque ya esté inconsciente).

Mima su cuerpo

Si hay que cambiarlo de postura, hazlo con movimientos cuidadosos. Si tiene temperatura (fiebre), aplícale paños fríos con suavidad. Si tiene la boca seca o lo pide, puedes hidratarlo o limpiar la boca con una gasa o torunda húmeda. Si está despierto y le agrada, masajea con cuidado sus piernas y brazos con alguna loción hidratante.

Cuida el ambiente en la habitación

Evita los ruidos o sonidos estridentes (teléfonos, televisores…). Procura que se hable en voz baja a su alrededor. Modera la intensidad de la luz. Controla la temperatura y la ventilación. Cuida de su comodidad en la cama.

Pon como objetivo principal su confort y bienestar

Si ya lo era en toda la etapa final de vida, ahora lo será todavía más. Todo aquello que no sirva directamente para mejorar su confort y que pueda generar alguna molestia deja de ser necesario y puede ser eliminado. La única norma que hay que seguir es que la persona esté tranquila y lo más confortable posible.

CUATRO NORMAS PARA TENER EN CUENTA EN LOS ÚLTIMOS MOMENTOS DE VIDA:

A medida que nos aproximamos al final, es posible que su capacidad para comunicarse con nosotros disminuya, o notemos cambios. Por eso durante esas últimas horas de su vida hay algunas cosas más que conviene tener muy presentes.

PULSA PARA DESPLEGAR

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Hay que favorecer su tranquilidad, tanto física como de ánimo. Por ello es recomendable evitar los gestos bruscos. Por ejemplo, si le coges de la mano, o le das un beso o lo acaricias, hazlo con delicadeza, como si no quisieras despertarlo.

Aunque parezca que ya no te escucha, o aunque ya no se pueda mantener una conversación, eso no significa que no pueda haber comunicación. Dile lo que sientes desde tu pensamiento, desde tu interior, y agradece lo que te ha dado en vida.

Aunque ya lo hayas hecho, expresa en palabras o en gestos aquello que sientas. Y como parte de esta despedida, interiormente dale permiso para marcharse; si ha llegado su momento, no es hora de retener, sino de soltar, para facilitar su tránsito, como acto de generosidad y de amor.

Mujer en sus últimas horas de vida, sentada, mientras recibe una cariñosa caricia en la cara, por parte de un ser querido.
Debes saber que cuando se acerca el final es frecuente que sucedan fenómenos que te pueden parecer extraños y chocantes, y hasta pueden alarmarte. No te inquietes, son muy habituales, y no son motivo de preocupación. Puede que ocurran, o puede que no. Pero si suceden, es mejor que los acojas con la máxima naturalidad y comprensión hacia tu ser querido. Por ejemplo:
–  Si afirma que ve a un familiar ya fallecido.
 
–  Si habla con alguien que ya murió hace tiempo.
 
–  Si su mirada parece contemplar algo que no vemos pero que le hace sonreír.
 
–  Si sus palabras adquieren una lucidez sorprendente o habla desde una paz y una serenidad que no entendemos.

Da gracias de tener el privilegio de poder acompañarlo en estos instantes, y acoge lo que expresa, al margen de lo que creas.

PARTICIPA EN LA TOMA DE DECISIONES EN SUS ÚLTIMAS HORAS DE VIDA

En esta etapa será necesario tomar algunas decisiones referentes a los cuidados y al plan de tratamiento. Es importante que entiendas muy bien qué se va a hacer, con qué objetivo, y qué se espera que suceda en las siguientes horas o días. No son decisiones sencillas, pesan emocionalmente, por eso hay que comprenderlas bien. 

Mujer se sostiene la cabeza con las manos, mientras con la mirada perdida, piensa en las últimas horas de vida de su ser amado.
Mujer con la mirada perdida, pensativa

¿Y cómo sé cuál es la decisión correcta?

Ante los dilemas a la hora de decidir, surgirán dudas, es completamente normal. Tu referencia ha de ser la voluntad del enfermo. ¿Qué dejó escrito en un documento de voluntades anticipadas? ¿Qué había dicho que desearía llegados a esta situación? ¿Qué crees que querría hacer sabiendo el tipo de persona que ha sido en su vida? Actuar desde el respeto a esa voluntad es el mejor modo de salvar las dudas y los dilemas.

Asistir a las últimas horas de vida de un ser querido es una tarea difícil e intensa, pero al mismo tiempo es una experiencia cargada de humanidad como pocas que merece la pena vivir a pesar de ser dolorosa. Por eso es mejor saber cómo prepararse para la muerte de un ser querido, y esta preparación nos será de ayuda para afrontar los últimos días del final de vida.

Si estás viviendo un proceso en el que se aproxima el final de la vida, te aconsejo que leas sobre el Acompañamiento al Final de la Vida, orientado tanto a los enfermos como a los familiares, ya que puede suponer un gran cambio en la forma de vivir este momento.

Si nos detuviéramos tan solo un instante a pensar, esta es, sin lugar a dudas, una de las decisiones más importantes que una persona puede tomar en su vida. A menudo, cuando nos acercamos al final de la vida, tendemos a “dejar que todo siga su curso”, perdiendo así la oportunidad de vivir mejor la experiencia de morir.

¿Y SI NO QUEDAN SOLO UNAS HORAS, SINO DÍAS? ¿CÓMO DEBEMOS ACTUAR EN ESE CASO?

Aunque hablemos de días y no de horas, no significa que no debamos prestar una menor atención o cuidados. Durante esta etapa es fundamental ofrecer un acompañamiento integral que aborde tanto las necesidades físicas como emocionales del paciente, garantizando que reciba el apoyo y la atención necesarios.

Para ello es fundamental que conozcamos los síntomas y señales que nos han de ayudar a identificar el momento en el que estamos, para así poder actuar en consecuencia tan pronto como nos sea posible.

 

SÍNTOMAS DE ÚLTIMOS DÍAS DE VIDA

Los síntomas de útimos días de vida son cambios que se producen en el estado del enfermo que nos dan la pista de que el final está más próximo. Reconocerlos está al alcance de quienes lo cuidan o acompañan, y puede ser de ayuda para prepararse mejor.

Cuando estamos cuidando a una persona cuya enfermedad avanza hacia el final de la vida una de las cosas que generan preocupación es cómo darse cuenta de que efectivamente se está entrando en la recta definitiva, especialmente si el cuidado se está llevando a cabo en el domicilio. Los profesionales pueden informarnos de la evolución, que es cambiante, pero hay una serie de señales que pueden ponernos sobre aviso de que el momento se acerca.

EVIDENCIAS QUE NOS INDICAN QUE ESTAMOS ANTE LOS SÍNTOMAS DE ÚLTIMOS DÍAS DE VIDA:

– El enfermo ya no se levanta de la cama porque no tiene fuerzas, está más confortable tumbado, de manera que pasa todo el día acostado. Es un dato que tiene valor cuando supone un cambio en la situación habitual, y nos indica que sus fuerzas se están agotando.

– Necesita más descanso, está más somnoliento, duerme cada vez más durante el día, le cuesta mantenerse despierto o alerta.

– Deja de ingerir alimentos, porque los rechaza, o porque ya no puede tragar. Igualmente puede dejar de hacer deposiciones y disminuye la orina.

– Cambios en el ritmo de la respiración, que puede hacerse más irregular, o incluso ruidosa en las horas finales.

– Está menos comunicativo, más silencioso, sus respuestas a preguntas son mucho más breves.

– O bien empieza a estar inquieto y desorientado.

Pareja se cogen las manos. Se dan apoyo ante los síntomas de los últimos días de vida

Todas estas señales, sobre todo cuando se dan varias al mismo tiempo, suelen indicar que el organismo está claudicando y que el final se acerca. Naturalmente, será la valoración médica la que nos lo podrá confirmar. Es importante comprenderlo, y aceptarlo, para actuar según lo que la persona necesita en este momento, priorizando su confort y el control de su sufrimiento.

A lo largo de este proceso, y más cuando aparecen los síntomas de últimos días de vida descritos, va a ser muy normal que te hagas preguntas acerca de lo que hay que hacer o de lo que puede ser mejor para el enfermo. Habrá que tomar decisiones que son complejas y pesan en el ánimo de quien está tan implicado emocionalmente. Por eso es tan importante comprender cuál es la situación, por qué sucede cada cosa, y entender qué significan las diferentes alternativas a la hora de decidir. Recuerda que, teniendo presente su voluntad, todo puede ser menos costoso. Aquí tienes algunas de estas posibles preguntas con sus respuestas.

SIETE DILEMAS QUE PUEDEN APARECER AL FINAL DE LA VIDA:

1 - ¿Qué hacemos si un enfermo terminal no puede o no quiere comer?

Este es un momento crítico que a muchas familias les genera una gran angustia, ante el pensamiento de que si no come ni bebe el enfermo fallecerá antes. Pero eso no es cierto, no va a pasar hambre ni sed, la realidad es que la persona deja de comer precisamente porque está muriendo, porque se está desprendiendo de sus necesidades corporales. No hay que forzarle a comer ni insistirle, pues eso solo aumentará su malestar.

2 - ¿Cómo hidratar a un enfermo terminal si ya no puede beber?

Cuando se entra en esta fase, forzar la hidratación con suero suele generar más complicaciones que beneficios, y no es necesario. Basta con humedecer la boca para aliviar la sequedad, y si siente sed y puede tragar ofrecerle pequeñas dosis de líquido cuidando de que no se atragante. Si el enfermo ya está inconsciente porque el final se acerca, la hidratación endovenosa no es precisa ni cambiará el desenlace.

Hombre de mediana edad, con mirada baja, pensando en los dilemas del final de vida.

3 - ¿Cómo le damos sus pastillas a un enfermo en sus últimos días si ya no puede tragar?

La mayor parte de medicaciones habituales que tomaba ya no son necesarias, únicamente hay que administrar aquello que ayude directamente a su confort, a estar tranquilo y sin dolor. Y esas medicaciones imprescindibles se podrán administrar sin problema por vía subcutánea, tal como indicarán los profesionales que lo atienden.

4 - ¿Puede un enfermo con síntomas de últimos días de vida pasar el tiempo que le quede en su casa?

Ante la duda de si es mejor hospitalizar al enfermo o permanecer en el hogar, hay que decir que con un buen soporte profesional y siempre que se garanticen los cuidados básicos es perfectamente posible asumir la fase final en casa, salvo en casos especialmente complejos. Los profesionales pueden pautar la medicación adecuada y colocar un infusor subcutáneo si es preciso, dejando a los familiares las indicaciones que deben seguir. A la hora de tomar la decisión de quedarse en casa o ingresar en un centro sanitario, debería tenerse en cuenta la voluntad o deseo del enfermo.

5 - ¿Qué significa la sedación terminal?

La sedación consiste en administrar medicación para dormir al enfermo y así evitar que sienta sufrimiento alguno. No tiene la intención de precipitar nada ni acortar el proceso, sino de que transcurra de forma más plácida. No siempre será necesaria. Y si te plantea dudas o algún dilema, pregunta al profesional, es importante que todo te quede muy claro.

6 - ¿Qué diferencia hay entre sedación y eutanasia?

En la sedación se administran fármacos para que el enfermo quede dormido y no sienta dolor ni sufrimiento alguno mientras hace su tránsito final. En la eutanasia se administran fármacos para provocar la muerte de forma inmediata.

7 - ¿Cuánto puede vivir un enfermo con sedación terminal?

El tiempo es variable, lo más frecuente es que transcurran desde unas pocas horas hasta 2 o 3 días, aunque en algunos casos se puede prolongar más. La sedación bien pautada no es la causa de la muerte, que se produce por la evolución natural del proceso.

Tanto en lo referente a estas cuestiones como a otras que pudieran surgir, es muy importante hablar con los profesionales y preguntar todo lo que haga falta, para que no queden dudas sobre el procedimiento seguido y las decisiones tomadas. Es algo fundamental para la tranquilidad de los familiares y para poder hacer luego su proceso de duelo sin obstáculos originados precisamente en cuestiones que no quedaron bien resueltas.

Otro aspecto que suele preocupar a los familiares, sobre todo si es la primera vez que viven un proceso de estas características, es el temor por el sufrimiento que pueda producirse.

¿QUÉ SE PUEDE HACER PARA QUE EL ENFERMO NO SUFRA EN SUS ÚLTIMOS MOMENTOS?

Con una buena atención paliativa por profesionales preparados, los síntomas que puedan causarle sufrimiento físico pueden estar bien controlados y no hay razón para sufrir dolor o ahogo u otros síntomas.  

En cuanto al sufrimiento emocional, que puede ser de origen múltiple, el acompañamiento, tanto por parte del entorno afectivo como por los profesionales, con una buena comunicación, es la herramienta principal para aliviarlo. No todo el sufrimiento emocional es evitable, forma parte del proceso de cierre de la vida, pero podemos acompañarlo amorosamente dándole a nuestro ser querido lo que más necesita. 

Imagen de una mujer dormida en su cama, de costado, descansa durante su proceso con los síntomas de los últimos días de vida.

Por ello te invito a que conozcas el Acompañamiento al Final de la Vida, pues puede marcar una diferencia significativa en la forma de vivir este momento tan importante, tanto para el enfermo como para los familiares.

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