EL FINAL DE LA VIDA
Es la etapa final de la existencia de una persona, un período caracterizado por la proximidad de la muerte.
El Final de Vida suele implicar un proceso gradual que se desarrolla a lo largo de días, meses o incluso años, dependiendo de las circunstancias individuales y de la enfermedad que padezca la persona.
HABLEMOS SOBRE LA VIDA Y EL FINAL DE LA VIDA
Bienvenidos a Final de Vida.com, un lugar donde comparten espacio la salud, la vida y el Final de Vida…
El Final de la Vida es un momento crucial en la vida de todos nosotros, que invita a la reflexión profunda, y en el que tanto la persona como sus seres queridos se pueden preparar emocional y espiritualmente para lo inevitable.”
Dr. Juan Carlos Trallero
LA ETAPA FINAL DE LA VIDA, UNA ETAPA LLENA DE SENTIDO Y SIGNIFICADO
En la etapa final de vida, las necesidades y prioridades cambian significativamente. El adecuado control del dolor y de los síntomas, para asegurar el confort del enfermo, van a ser importantes, pero hay mucho más.
Para el paciente es una fase de gran trascendencia en la que hay que tomar decisiones importantes. Es un tiempo para cerrar ciclos, resolver asuntos pendientes, gestionar emociones intensas, hacer balance y dar un sentido a todo. Para ello puede ser necesario recibir el acompañamiento de un profesional especializado, que no solo nos puede ayudar en esta difícil misión, sino que puede aliviar en gran medida el sufrimiento emocional y aportarnos paz y serenidad durante todo el proceso.
SERVICIO DE ACOMPAÑAMIENTO AL FINAL DE LA VIDA, EMOCIONAL Y ESPIRITUAL
El acompañamiento al final de la vida abarca también el acompañamiento en la enfermedad, en la búsqueda de sentido, en las diferentes pérdidas que se producen y en el duelo.
Asimismo, se ofrece acompañamiento en el cuidado de la salud desde una visión integral de la persona.
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NO SE TRATA TAN SOLO DE MITIGAR EL DOLOR
El final de la vida no solo debemos observarlo desde su vertiente física, que es importante, pero lo es tanto o más la dimensión existencial, emocional y espiritual de la persona.
Lamentablemente, centrados en los aspectos físicos, a menudo nos olvidamos de las emociones y de la espiritualidad, quedando estos ámbitos relegados al último lugar y finalmente, en demasiadas ocasiones, sin atender.
La etapa de final de la vida es un proceso en el cual la cercanía de los seres queridos, el acompañamiento emocional y la resolución de nuestras inquietudes espirituales juegan un rol crucial para asegurar una transición más plácida, digna y en paz con nosotros mismos y con nuestros seres queridos.
EL PROCESO Y LAS FASES DEL FINAL DE VIDA
El proceso es individual para cada persona, pero hay elementos habituales que facilitan la identificación del momento que se está viviendo. Por ejemplo, en una fase inicial se puede observar una disminución progresiva en la capacidad funcional y un aumento en la necesidad de cuidados, junto a otras manifestaciones (como dolor o pérdida de apetito).
Más adelante, los síntomas se intensifican, y la persona puede experimentar fatiga severa y un deseo creciente de descansar. El adecuado manejo del dolor y de otros síntomas que generen malestar, como la dificultad para respirar o la ansiedad, será esencial en el control del sufrimiento. Los cuidados paliativos juegan un papel fundamental, proporcionando alivio y confort, y garantizando que el paciente mantenga la mayor calidad de vida posible hasta el último momento.
Durante todo este período, la buena comunicación con el paciente es esencial. Entender sus deseos, sus inquietudes, y sus expectativas acerca del tratamiento y los cuidados es clave para proporcionar un acompañamiento adecuado.
PLANIFICACIÓN DEL FINAL DE LA VIDA
Planificar el final de la vida puede traer tranquilidad tanto al paciente como a sus familiares. Este proceso incluye decisiones clave sobre los cuidados que la persona desea recibir, como la elección de tratamientos médicos específicos, o la decisión de no prolongar la vida artificialmente.
Una planificación anticipada permite gestionar asuntos que con frecuencia posponemos o dejamos pendientes por desconocimiento, por inacción, por miedo…
Para ello hay que hablar, pero iniciar este tipo de conversaciones no es nada fácil. Sin embargo, no solo son de gran eficacia, sino que son esenciales para garantizar que la persona viva sus últimos días de acuerdo con sus deseos, valores y creencias. El Documento de Voluntades Anticipadas (DVA) y la Planificación Compartida de la Atención (PCA) son herramientas muy útiles para deliberar y formalizar estas decisiones, haciéndolo con calma y con un buen asesoramiento.
Según la Organización Mundial de la Salud, la planificación anticipada mejora la calidad de vida en la etapa final de vida y facilita un cuidado más humano y centrado en la persona. Además, al prever y planificar, se reduce la carga emocional y el estrés para los seres queridos, quienes sabrán que están honrando los deseos del paciente.
Fuente O.M.S.: “Integrating Palliative Care and Symptom Relief into Primary Health Care: A WHO Guide for Planners, Implementers and Managers” (2018). Y también “Palliative Care: Key Facts” (December 20, 2021).